martes, 19 de enero de 2010

El más grande


Marco Van Basten no fue un futbolista normal, ni siquiera puede compararse a otros, era alguien que cambió la idea del delantero, que cogió mi infancia y la llevó a un lugar donde había que sacar tiempo entre mis juguetes e historias de niño para parar dos horas y admirarlo.


Me hice del Milán en el año 87. Con aquella tripleta de holandeses voladores: Gullit, Rijkaard y, sobre todo, Van Basten.


Recuerdo ver en casa de mis abuelos un gol imposible de Marco en la final de la Eurocopa contra la URSS (marcando por arriba de volea a Dassaev!!!).


Y no puedo olvidar cuando vi el Milán del 88 arrasar en Europa, marcarle 5 al Madrid de la Quinta y pasar por encima del Steaua en la final. Aquel equipo no jugaba a lo que habían jugado los demás antes de ellos. No era el mismo deporte.


Ese chico lo ganaba todo, miraba cada movimiento que hacía. Una noche, cenando en casa casi me atraganto cuado vi cómo le marcaba otro gol imposible al Gotebörg...sólo Maradona era comparable a él, y lo sigo pensando.


Siempre fuí un niño bastante raro y, tener como ídolo a un holandés del Milán en la época del Buitre, Hugo, Stoichkov, Laudrup...era un poco raro.


Siempre he dicho que mi Barça ganó la Champions en el 92 porque el Milán estaba sancionado ese año sin participar, pero bueno... supongo que eso es como pensar que tu mujer está contigo porque Brad Pitt no le tiró los tejos antes.


Marco iba de lesión en lesión y en 1993, con poco más de 28 años, se rompió del todo, su tobillo casi no le dejaba ni apoyarse. Tras 3 años intentando volver y, tras recaida y recaida, Marco se retiraba del fútbol cuando estaba en lo mejor de su carrera.


En 1994 fuí a Milán, tenía 16 años, en San Siro me compré una camiseta que guardo como oro en paño. Era la camiseta que debía llevar Marco Van Basten si se recuperaba.


Él nunca lo hizo, pero esas cosas dan igual para alguien que aprendió a amar el fútbol viéndolo jugar.


Ahora ya no importa, pero cuando pensé en un nombre si tenía un hijo le dije a mi mujer que Marco sería perfecto.... Como hubiese sido catalán decidimos que si era niño se llamaría Marc...pero ese Van Basten siempre flotaría en mi mente


Afortunadamente tuve dos niñas, las dos mejores cositas que me podían haber pasado...y las llamamos Lucía y Elisabeth.


Eso es historia para otro día.


Mientras, en mi mente de niño, Marco Van Basten sigue jugando y, si me preguntáis, sí, ha sido el más grande, no lo dudéis.
Miraos esto si no estáis seguros...
Si lo que ocurre en el 6.08 del vídeo lo hacen algunos que yo me sé ahora...(y él lo hizo en la final de la Eurocopa).


No hay comentarios:

Publicar un comentario