martes, 31 de enero de 2012

Celebración (y no por Vinterberg)

No sé cuando moriré, obviamente no quiero saberlo.  Aún menos quiero saber cuando morirán los seres que quiero.  Sé que no quiero risas en sus funerales, no quiero oir murmullos y que la gente hable y hable.  Que digan lo bueno que era.  Creo que el día que muera alguien de los míos quiero que el mundo se pare, que se callen todos, que me dejen gritar por dentro.

La muerte no es una celebración, no soy protestante, tampoco católico, no sé ni lo que soy, pero sé que la muerte no es una celebración.

Perderos para siempre no es una celebración.  Ni siquiera aunque sea que váis a un lugar mejor.  Puede que allí también suene Pearl Jam y haya películas de Guy Ritchie pero no estaremos juntos.

Cuando nos separemos no quiero reir, no quiero hablar con nadie, no quiero que me digan lo buenos que eráis, eso ya lo sé, por eso os quería tanto.

No sé si realmente hay un mundo maravilloso allí arriba o allí abajo donde todos somos felices y volvemos a juntarnos, sé que no quiero vivir sin vosotros.  Sé que no quiero tener esa mierda de sensación de que nunca voy a poder veros, a abrazaros, a besaros, a reir con vosotros.

Por eso no quiero que nadie ría en vuestro funeral.

Quiero llorar hasta perder el conocimiento, quiero que sepáis que mi vida fue mejor porque os conocí y que quién haya decidido que la gente como vosotros no es inmortal puede irse a la mierda.

Al día siguiente hay que volver a sonreir, ¿verdad?, ¿no es así como funcionan las cosas?.  Y decir frases típicas como que "estaba de Dios que pasara".  No creo que el hecho de que vosotros faltéis esté de Dios.  Ni siquiera puede estar de diablo.

Cada día celebro que sigáis aquí, conmigo, cerca o lejos, lo celebro.  Eso sí que merece una maldita celebración.  No la muerte de ninguno de vosotros...ni la mía.


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