domingo, 28 de noviembre de 2010

Un clásico


Mañana lunes se juega el clásico. Un partido de fútbol que es casi todo menos eso. Un Barça-Madrid más caliente que nunca. En lunes...no tiene sentido pero es en lunes.


No quiero hablar de fútbol, quiero hablar de sensaciones y de ideas que me transmite este partido. Todos los que me conocéis sabéis que soy del Barça (y del Córdoba) desde que abrí los ojos, ¿por qué? no lo sé, supongo que tiene la misma explicación que el hecho de que me gusten los BMW y no los Mercedes. Los dos son buenísimos...pero a mí me gustan los BMW.


Mañana se juegan dos ideas contrapuestas, creo que es el partido más importante entre Barça y Madrid que recuerdo. No por los puntos o títulos en juego (queda mucho aún) sino por lo que quiere decir uno y otro equipo en la actualidad.


Nunca he odiado al Madrid, mi hermano, mi padre, varios de mis mejores amigos...son del Madrid y me parece un club enorme manchado por la intolerancia de algunos seguidores y algunos medios.


Cuando pienso en el Madrid pienso en gente como Casillas, como Xabi, como Hierro en su momento o Raul, o Fernando Redondo, o Ramos, o Sanchís, o Morientes...gente que admiraba dentro y fuera del terreno de juego. Pienso por supuesto en entrenadores como Del Bosque, Camacho o Capello, gente que son señores dentro y fuera del estadio.


Ese es el Madrid al que me gusta enfrentarme. Ese es el Madrid que me enseñaron personas como mi hermano, capaz de decirme cuánto disfruta con este Barça y de reconocerme las cosas que, simplemente hay que reconocer.


Pero este Madrid no me gusta, no usaré términos ofensivos, simplemente es una vergüenza para el mundo del deporte, lo que han hecho con él la prensa, sus directivos y, sobre todo, gente como Mourinho y Cristiano Ronaldo hacen que piense que mañana se juegan mucho más que 3 puntos; se juega un modo de entender la vida.


Vivo en Catalunya pero soy andaluz, un andaluz que quiere Catalunya mucho más de lo que podríais imaginar. Catalunya tiene cosas malas como todos los lugares pero la gran media de personas que conozco se asemejan a este Barça actual. Este orgullo de equipo.


Hay una cosa en Catalunya que se llama seny y que es difícil de explicar, es algo así como el sentido común, el equilibrio. Guardiola, Xavi, Iniesta, Villa, Puyol, Pedro...representan esto. No hace falta provocar, insultar, retar y estar en continuo enfrentamiento para vivir. No tienes que demostrar que eres el mejor ni humillar a los demás para ganar, simplemente tienes que disfrutar con lo que haces.


No es falsa humildad como dicen ni ser políticamente correctos, es que estás tan seguro de que puedes conseguirlo todo sin dañar a nadie que, simplemente, luchas por mejorarte a ti mismo.


Mourinho, Cristiano Ronaldo y los medios de comunicación están haciendo que España entera odie al Madrid. Sería muy triste que esta idea saliera triunfadora, enseñaríamos al mundo que comprando estrellas y siendo prepotente lo consigues todo.


Dos polos opuestos, veo a los niños jugar en las calles y en los miles de campos que hay por BCN y sé que todos sueñan con jugar en el Barça (o en el Espanyol) algún día, y que saben que es una posibilidad mucho menos remota que los pobres niños que juegan en Madrid. Saben que puede ser que alguien confíe en ellos sin ser estrellas mundiales y que puede ser que les eduquen en el respeto.


Me duele ver a algunos jugadores del Madrid a los que idolatro en medio de esa historia, ellos no tienen culpa de lo que está ocurriendo a su alrededor.


Mañana juegan dos ideas diferentes, dos formas de entender la vida. No sé si existe Dios, la Justicia, el Destino o lo que sea pero, me gustaría pensar que si existen, van a estar del lado del seny (y os aseguro que si la situación fuera al revés, no querría que mi Barça triunfase, en una época de Van Gaal y Gaspart deseé que todo se hundiera para volver a renacer desde otra idea).


Este verano estaba en la playa de Castelldefels con mi mujer y mis hijas y, a mi lado, varios argentinos y varios brasileños hablaban sobre el mundial que se estaba jugando en esos momentos, les oí una frase que cambió mi vida: "en la final para frenaros a Maicon deberíamos jugar con Di María porque sube tanto que evitará los ataques por banda".


España acababa de perder con Suiza, los miré y sentí que, si algo funciona en este mundo esa gente no debería de ver a sus países ganar ese mundial.


Dos semanas después éramos campeones del mundo. Con jugadores del Barça y del Madrid, con Del Bosque, desde un señorío y una educación que me hizo disfrutar aún más ese título. Lloré al ganar el mundial, lo disfruté con mi familia y amigos y quedará para siempre en mi corazón.


En mi cabeza no había planteamientos de cómo sería la final, simplemente, como dice Guardiola "el día a día y disfrutar de lo que haces".


Mañana debería existir la Justicia, para que todo el mundo supiera que hay una forma elegante de ganar.

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