martes, 20 de julio de 2010


Si Dios quiere (necesito creer que existe un Dios), en 10 días me iré de vacaciones a mi Andalucía. Y estaré en Córdoba y en Cádiz...la Cádiz de mis veranos.

Hace 6 años (6 años ya!!!) murió un gaditano ilustre (jerezano para ser exactos) Migue...el creador de Los Delinquentes. El que dió sentido a varias de las mejores canciones de la Historia de la música.


Sí, música en español, esa que tan rara se me hace oir porque parece que las palabras sobran, que son demasiado largas y no encajan.


Con grupos que no aportan nada y anclados en el miedo a hacer algo diferente.


Pero a veces nace gente como Camarón, o como J de Los Planetas, o JAM de Niños Mutantes y...por supuesto, Migue de Los Delinquentes.


Cádiz es un sentimiento. No puedo definirla.


La droga se llevó a uno de los genios más grandes que ha parido este país.
Un genio que si viviésemos en Inglaterra o Estados Unidos se estudiaría en las universidades.


Con sólo 21 años murió...nuestro Alex Turner particular.


Y me dejó con la eterna sensación de los mitos que mueren jóvenes como Kurt Cobain, Jimi Hendrix o Jim Morrison...¿qué hubiera pasado con ellos si hubiesen seguido viviendo?.


Migue era mi Andalucía condensada en un sólo artista.


Han pasado los años y sigo sin asimilar que él no va a estar aquí para cantar con su voz rota canciones como Chinchetas en el aire, Poeta encadenado, El aire de la calle...


Lo que hacen Los Delinquentes ahora, sin él, no debería llevar el mismo nombre. Es insultar lo que fueron.


Quiero coger mi coche, sentir que huelo Andalucía, que Cádiz se inunda a mi alrededor, ver a su gente mientras suena de fondo, saber que sigue ahí.


Eso es lo que tienen los genios, ellos nunca mueren.


Mientras haya un andaluz que se estremezca oyendo sus canciones todo seguirá.


Pero creo que jamás podré perdonarle que sólo nos dejara un puñado de canciones.


Esa maldita droga que llena Cádiz se lo llevó por delante.


Hoy conducía y lo oía en el coche, mis hijas canturreaban de fondo sus canciones (bueno, Elisabeth simplemente aplaudía como una loca mientras sonreía), y, al mirarlas por el espejo retrovisor sabía que él siempre seguiría entre nosotros.


Mientras haya alguien que tenga sangre andaluza corriendo por sus venas él seguirá ahí.


Tenía que elegir una canción...así que elijo una de sus últimas, cuando ya gritaba al mundo que se moría de adicción:



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