martes, 18 de mayo de 2010

Prince


Mi obsesión por Prince empezó bastante pronto...aunque no llegué a entenderlo totalmente hasta más adelante. Era un adolescente loco por el grunge, el rock, el indy y las mil variantes brits. Prince era alguien que me atrapaba cada vez que sacaba un video nuevo u oía una canción nueva de él. Desgraciadamente, no era fácil conseguir material de Prince en Córdoba más allá de la compra de sus álbums, imposible para mi bolsillo, y además, era imposible intentar abarcar su discografía.


Ese era otro problema de Prince...cuando este señor empezó yo era un bebé y es tan prolífico que cada disco me alejaba más y más de poder seguir entera su carrera.


Curiosamente, con mi banda Inquisitors dando sus primeros pasos, allá por 1996, pude asistir a una cosa que llamaban Internet, donde un "loco visionario" de la tecnología llamado Prince decidía hacer una web para poner información sobre él, su música, vídeos y ¡¡¡¡vender música sin discográficas!!!. De locos.


Después se enfrentó a Warner, se quitó el nombre, sólo vendió a través de NPG on line y mil cosas más para poner a pruebas a sus esforzados seguidores y retar a una industria que quería cobrarnos 3000 ptas por disco en una época en la que salíamos de marcha con 500.


Allí estaba yo, delante de una pantalla de monitor (de tubo, por supuesto), esperando 35 minutos para que me cargara una foto...y no sé cuánto para oir un trocito de su Emancipation, y posteriormente Crystal Ball.


En mi universidad siempre podías encontrar gente para todo, de todos los estilos, imágenes, sonidos y sabores. Empecé a buscar a Prince de forma definitiva, como el que se dispone a encontrar el Santo Grial.


Tú tienes el Sign'o' the times? vale, yo tengo el Diamonds & Pearls...¿nos los grabamos?. Ni Dios tenía nada anterior a su álbum de 1983 llamado curiosamente 1999.


Algunos empezábamos a escribir aquello de Crazy 4 U, I love U 2, 4ever, y mil símbolos más del genio de Minneapolis.


Y poco a poco fuí descubriendo que la música de Prince es temática...cada álbum es un mundo, una vida propia, no puede oirse por separado. Fue una época dura persiguiendo los álbums de "la red", Rave un2 the Joy fantastic, The Rainbow Children...uff, dificil...aquello era amar la música.


Y oir Prince con auriculares, sentir que cada instrumento suena por sí mismo, que son mil canciones en una, que el corazón late a la vez.


Fue genial ver cómo Prince decidía volver al mundo real, firmaba por Sony para un sólo disco y llegaba al número 1 en todo el mundo. Aquel mágico Musicology fue como una patada allí mismo a la industria.


Casi cada año espero lo nuevo del señor Prince, y cada día descubro cosas nuevas en su música, es lo bueno de sus 22 álbums, hay tanto donde abarcar que ocurre como con The Rolling Stones...siempre encuentras más y más.


He pasado de oir Prince en un Walkman de cinta (by Sony of course), a un Cd, con vinilos de JMDA de por medio, a internet, a mi mp4, a Spotify...


He pasado de ser un niño a un padre "cambiapañales" oyendo a Prince...veo a Elisabeth moverse al ritmo de Alphabet St., a Lucía mirarme fíjamente sonriendo mientras oigo Gold y sólo puedo asegurar que, si Dios me deja ser un viejecito oiré en, Dios sabe qué formato, a un Prince de espero, más de 50 álbums.


Ayer me tumbé en la cama, vi a mi mujer dormida, oía Around the world in a day, ese maravilloso álbum infravalorado de 1985 y...sentía que estaba exactamente donde quería estar cuando lo oí por primera vez.

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