jueves, 20 de mayo de 2010

I like it (part I)

Me gusta oler los libros, casi ninguno huele igual que otro. Y pasear por el centro de Barcelona, perderme por callejitas. Sentarme en la puerta de Almodóvar en Córdoba y mirar las murallas.

Me gusta desprecintar cd's y películas. E ir a ese triángulo mágico que forman Londres, París y Roma.

Me gusta ver sonreir a esa mágica actriz que fue Myrna Loy, y ver qué se les ha ocurrido esta vez a los Cohen.

Me gusta dormirme rozando a Edurne, simplemente sabiendo que está ahí. Y comer helado de trufa en la Flor de Levante.

Me gusta pensar qué música voy a poner mientras baño a mis hijas y verlas moverse al ritmo de acordes y notas no aptas para su edad.

Me gusta levantarme temprano, y ver partidos de la NBA de la noche anterior antes de ir a trabajar. Me gusta leer a Ray Loriga y pensar que nos llevaríamos bien como amigos.

Me gusta hacer listas antes de los viajes y me gusta comer en la Raclette todo tipo de carnes y embutidos, con Edurne y con Lucía, mientras vemos una maratón de Dos hombres y medio.

Me gusta pasear y sentir que el aire golpea en mi cara y mirar si hay teletexto en las televisiones de los hoteles.

Me gusta arrancar mi Renault Laguna y sentir que se mueve...me gusta pensar cosas sin sentido mientras voy en mi Honda Dylan.

Me gusta abrazar a la gente que quiero y me gusta saber que hay gente que le gusta abrazarme.

Me gusta haber nacido en Andalucía y me gusta que Catalunya me quiera como uno suyo.

Me gusta ver películas de screwball comedy de los años 30 y pensar que vivo en esa época y que voy corriendo a todas partes con ellos.

Me gusta ser cínico y disfrutar esta jodida vida.

Me gusta Sony y me gusta mi trabajo.

Me gusta mirar a Edurne cuando no sabe que la miro.

Me gusta recogerle el pelo a Elisabeth y verle sus mofletes, sus orejitas y su cara preciosa.

Me gusta perderme en la FNAC aunque no tenga dinero para comprar nada.

Me gusta la cala de El Garraf y me gusta pasear por Madrid.

Me siento feliz en El Prado, el Louvre, el British y espero que en el Metropolitan.

Me siento feliz comiendo pizza viendo ganar al Barça y empatar al Córdoba.

Me gusta esperar que me traigan el maldito iplus a casa.

Me gusta tener un hermano mayor que me saca diez años y del que siempre aprendo.

Me gusta hacer fotos aunque no tenga una Alpha.

Me gusta leer horas y horas en la wikipedia.

Me gusta mirar ofertas en Amazon.co.uk que finalmente nunca compro.

Me gusta sentarme en una terraza de Córdoba con mi hermana, y verla reir.

Me gusta la Fórmula 1 hasta la locura, aunque no tenga sentido.

Me gusta comer Tiramisú, y llamarle Throwmeaway(you).

Me gusta esperar con ansia la nueva película de David Fincher.

Me gusta ir al cine y ver la cara de Edurne con el reflejo de la luz de la pantalla.

Me gusta estar hasta la madrugada hablando, en Córdoba, con amigos, sentados por ahí.

Me gusta ir a Disney y abrazar a Daisy.

Me gusta ver a la gente de Cádiz, oirlos, reirme y querer ser como ellos.

Me gusta ir a conciertos y sentir que es algo único.

Me gusta ducharme al anochecer.

Me gusta creer que en nuestras vidas existe "El show de Truman".

Me gusta bajar del tren y ver a mis padres esperándome.

Me gusta la Feria de Córdoba...y los patios, y las cruces...

Me gusta jugar a la PS3 y saber que es intrascendente.

Me gusta oir música en los auriculares bajo una sombrilla en la playa.

Me gusta oir a mis sobrinos llamarme Tito.

Me gusta saber que podría escribir cosas que me gustan durante días.

Pero por hoy...está bien.

martes, 18 de mayo de 2010

Prince


Mi obsesión por Prince empezó bastante pronto...aunque no llegué a entenderlo totalmente hasta más adelante. Era un adolescente loco por el grunge, el rock, el indy y las mil variantes brits. Prince era alguien que me atrapaba cada vez que sacaba un video nuevo u oía una canción nueva de él. Desgraciadamente, no era fácil conseguir material de Prince en Córdoba más allá de la compra de sus álbums, imposible para mi bolsillo, y además, era imposible intentar abarcar su discografía.


Ese era otro problema de Prince...cuando este señor empezó yo era un bebé y es tan prolífico que cada disco me alejaba más y más de poder seguir entera su carrera.


Curiosamente, con mi banda Inquisitors dando sus primeros pasos, allá por 1996, pude asistir a una cosa que llamaban Internet, donde un "loco visionario" de la tecnología llamado Prince decidía hacer una web para poner información sobre él, su música, vídeos y ¡¡¡¡vender música sin discográficas!!!. De locos.


Después se enfrentó a Warner, se quitó el nombre, sólo vendió a través de NPG on line y mil cosas más para poner a pruebas a sus esforzados seguidores y retar a una industria que quería cobrarnos 3000 ptas por disco en una época en la que salíamos de marcha con 500.


Allí estaba yo, delante de una pantalla de monitor (de tubo, por supuesto), esperando 35 minutos para que me cargara una foto...y no sé cuánto para oir un trocito de su Emancipation, y posteriormente Crystal Ball.


En mi universidad siempre podías encontrar gente para todo, de todos los estilos, imágenes, sonidos y sabores. Empecé a buscar a Prince de forma definitiva, como el que se dispone a encontrar el Santo Grial.


Tú tienes el Sign'o' the times? vale, yo tengo el Diamonds & Pearls...¿nos los grabamos?. Ni Dios tenía nada anterior a su álbum de 1983 llamado curiosamente 1999.


Algunos empezábamos a escribir aquello de Crazy 4 U, I love U 2, 4ever, y mil símbolos más del genio de Minneapolis.


Y poco a poco fuí descubriendo que la música de Prince es temática...cada álbum es un mundo, una vida propia, no puede oirse por separado. Fue una época dura persiguiendo los álbums de "la red", Rave un2 the Joy fantastic, The Rainbow Children...uff, dificil...aquello era amar la música.


Y oir Prince con auriculares, sentir que cada instrumento suena por sí mismo, que son mil canciones en una, que el corazón late a la vez.


Fue genial ver cómo Prince decidía volver al mundo real, firmaba por Sony para un sólo disco y llegaba al número 1 en todo el mundo. Aquel mágico Musicology fue como una patada allí mismo a la industria.


Casi cada año espero lo nuevo del señor Prince, y cada día descubro cosas nuevas en su música, es lo bueno de sus 22 álbums, hay tanto donde abarcar que ocurre como con The Rolling Stones...siempre encuentras más y más.


He pasado de oir Prince en un Walkman de cinta (by Sony of course), a un Cd, con vinilos de JMDA de por medio, a internet, a mi mp4, a Spotify...


He pasado de ser un niño a un padre "cambiapañales" oyendo a Prince...veo a Elisabeth moverse al ritmo de Alphabet St., a Lucía mirarme fíjamente sonriendo mientras oigo Gold y sólo puedo asegurar que, si Dios me deja ser un viejecito oiré en, Dios sabe qué formato, a un Prince de espero, más de 50 álbums.


Ayer me tumbé en la cama, vi a mi mujer dormida, oía Around the world in a day, ese maravilloso álbum infravalorado de 1985 y...sentía que estaba exactamente donde quería estar cuando lo oí por primera vez.