viernes, 14 de octubre de 2011

Dos mundos en uno




Hoy necesito escribir. Y no va a ser uno de esos textos en los que hablo de cosas cínicas, un poquito de música por aquí, otro poquito de cine por allá.


No va a haber ni un instante para el humor. Tampoco va a ser nada sobre lo que siento por mi tierra o mis seres queridos. Hoy voy a aburriros, aún más de lo habitual, hablando de algo que me interesa muchísimo desde que nací y que, a la práctica totalidad, os va a dejar dormidos plácidamente.



He estudiado la carrera de Historia y, puedo decir con casi total exactitud que todo lo que sé de Historia lo aprendí fuera de ella. Me especialicé en Historia Contemporánea y tengo temas que me interesan especialmente en el transcurso de los años.



Uno de ellos, sin duda, es el comunismo. La vida bajo el comunismo y lo que, aún hoy a mis ojos, me sigue pareciendo algo increible que me hace preguntarme continuamente si realmente ocurrió.



Nací en 1977, y me considero un afortunado por ello, porque gracias a ese hecho he conocido varios mundos en uno. He conocido el mundo de la tecnología cero y el mundo ultratecnológico, el mundo dividido en capitalismo y comunismo. La peseta y el euro. Jugar en la calle y buscar en la wikipedia. Vivir la evolución y nacimiento de algunas corrientes en la música, el cine y el arte en general.



Pero volvamos al comunismo, y a vivir bajo el comunismo.



Desde niño he sido un poco raro, me encantaban los deportes, la música y el cine pero, a unos niveles bastante extraños.


Mi padre hablaba de mí como el que tenía en casa un robot capaz de aprender cosas increibles sin sentido. Era una mezcla maravillosa entre orgullo y extrañeza.


A veces paseaba con él por ahí y me encontraba con algún amigo suyo y mi padre comentaba sonriendo "eh, ¿sabes que mi hijo se sabe la selección de Polonia del 86?" y yo decía cual niño repelente-insoportable "Mlynarczyck, Zmuda, Boniek, Buncol, Smolarek, Lato..." La gente me miraba entre "este niño se forraría en El tiempo es oro" y "vaya pedazo de imbécil que están criando".



Mi padre me trajo un libro de no se qué biblioteca (y que lo regalaban) sobre la situación del deporte en la URSS. Yo tenía algo así como 6 años, el típico regalo que todo niño siempre ha soñado. Y lo devoré. Allí, obviamente me hablaba sobre las maravillas de la URSS.



Por otro lado leía sobre las maravillas del capitalismo. Y yo estaba en medio. Aquellos hombrecitos eran como mis cowboys y mis indios.



Nunca he sido comunista. Nunca he sido de derechas.



No hace falta ser muy listo para catalogarme.



Pero siempre me ha obsesionado el comunismo, el Telón de acero, el arte ruso, el deporte bajo el comunismo, el cine ruso...(en serio, cine ruso).



Siendo pequeño veía campeonatos de atletismo en los que las atletas de la Alemania Oriental (de verdad niños y niñas, existía una cosa llamada Alemania Oriental) corrían como galgos bajo los efectos del dóping. Normalmente las atletas de la DDR quedaban primeras, después las rusas, y luego alguna húngara, rumana, etc.



Era el triunfo de un régimen. O la exaltación de la trampa. Pero yo no sabía nada de eso por entonces. Y creo que tampoco me importaba mucho. Esa gente venía desde atrás del Telón de Acero...increible.



Me interesaba todo sobre ese mundo, sus logos, sus geniales desfiles de tanques y armas (lo cual no quiere decir que sea un belicista, te pueden gustar las películas de Schwarzenegger sin necesidad de ir cosiendo a tiros a nadie por la calle).



El deporte me llevó a mirar en los países, en la política, a intentar averiguar por qué deportistas como Blokhin, Belanov, Sabonis, Volkov, Marchulionis, etc no podían salir de sus países y demostrar al mundo entero lo que valían.



Yo decía: si el Barça fichara a varios rusos de esos arrasaríamos.



En baloncesto era un escándalo maravilloso, esas selecciones increibles de Yugoslavia y la URSS. Con gente como Petrovic, Radja, Tikhonenko, Dalipagic, Delibasic, Kukoc, Tachenko, Valters...



Mi idealización de lo que había allí detrás crecía y crecía. Veía películas de Eisenstein, y después conseguí algo de Ciencia Ficción rusa...conocí a Andrei Tarkovski y mi vida cambió. Conocí un modo de hacer cine que no había visto en nadie y que jamás volvería a ver.



Parajes rusos desolados, imágenes impactantes, existencialismo y metafísica mezclados en una película que te dejaba inmóvil.


Films como Stalker, Solaris, El espejo...



Seguí aprendiendo y me fuí atrás en el tiempo, ¿por qué narices había gente en Alemania en el Este y gente en el Oeste?. Cómo vivían unos y otros.



Mis padres vivieron en Alemania unos años y ellos me contaban cosas y cosas. Yo quería saber más cada vez.



Me encantaba la vida bajo el capitalismo pero me moría de ganas de saber y saber sobre aquel otro mundo.



Sé que muchos me diréis que la gente vivía bajo una dictadura, aprisionada en un mundo sin salida. Y sé que otros me hablaréis de nacionalidades oprimidas pero...yo no miraba eso. Yo miraba un sueño autoformado en mi cabeza. Un mundo totalmente distinto que me gustaba conocer.



No me tachéis de insensible pero...yo disfrutaba viendo al majestuoso equipo de Yugoslavia jugando al baloncesto y me importaba tres carajos si bajo eso había croatas, serbios, macedonios, eslovenos, bosnios o incluso kosovares. Para mí es como si me dicen que Axl Rose es un maldito gilipollas, me da igual, me encantan Guns N' Roses y ya está.


Puede que "como historiador" mi actitud fuese deleznable pero intentaba acercarme a lo que quería.



Aquella época de finales de los 70, 80 y principios de los noventa tiene miles de imágenes para mí grabadas en el cerebro. Hoy día sigo buscando y buscando información. Hace poco veía un documental sobre cómo se hacían los coches de la DDR, los maravillosos Traband, o como fue el asentamiento en el poder de Stalin tras matar a millones de personas, cómo podía subsistir en la más absoluta pobreza un país de Europa como Albania o la rebelión de Jozsef Tito en Yugoslavia contra la URSS.



Incluso me adentré en varias artes vanguardistas muy soviéticas y en música que evocaba esa época o que lanzaba cultos un poco bajo cuerda a la industrialización, mecanización y colectivización de la URSS. Grupos como Kraftwerk, Esplendor Geométrico, Aviador Dro, Neu!, etc...



Siempre me ha gustado la música instrumental y tecno de esa época. Esas creaciones que sonaban a máquinas hechas por esos fantásticos sintetizadores Korg y frases como Autobahn, Autobahn o Moscú está helado.


Estudio a Lenin, a la rebeliòn en Hungría, la guerra de los Balcanes, los grandes equipos soviéticos como el Dinamo de Kiev o el Zalguiris Kaunas. Equipos de la DDR como el Magdeburgo o yugoslavos como la Metaloplástica Sabac, la Cibona de Zagreb, Partizán de Belgrado o la Jugoplástica Split.



Casi nunca puedo decir que echo de menos estas cosas porque se asocian a ideas políticas. Es como si por decir que echo en falta a Yugoslavia me pusieran a disparar junto a Slobodan Milosevic o si hablo de la URSS como un niño con los ojos abiertos me acusan de ir contra países oprimidos como Ucrania, Lituania, etc.



Lo reitero, nunca he sido comunista.


Pero me gusta soñar y aprender de ese mundo.



Ahora todo el mundo está con lo de cosas Vintage, yo idolatro todo lo Vintage de este mundo bajo el Telón desde pequeño.



Y no quiero ofender a nadie, sólo aprender. Sé las barbaridades que hubo y también las cosas buenas.



Mis hijas cuando oigan hablar de la caida del Muro de Berlín, de la URSS o del Telón de Acero, el COMECON, la crisis de los misiles de Cuba, el boicot a los JJOO, la prohibición para deportistas de salir fuera de las fronteras o el dóping institucionalizado desde los despachos, pensarán que hablo de épocas entre 1500 y 1700 pero no, yo lo viví, y quiero conocer más y más.



Oir su música, ver su cine, ver sus partidos, sus coches obsoletos y contaminantes, sus increibles selecciones...


Soy un poco raro pero si mis padres, hermanos y mi mujer me aceptan así...¿podéis aceptarme también vosotros? Siento haberos aburrido.